TIEMPO DE CARICIAS

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El presidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posada, haciendo gala de su especial retranca castellana, aseguraba hace unos días haber descubierto en Soria “a un español al que el Gobierno todavía no ha jodido” en estos tres años de legislatura. Posada no es sospechoso de ser infiel a Mariano Rajoy, pero con esa frase resume muy bien el sentir de buena parte de los diputados del Partido Popular, que creen que el Ejecutivo se ha pasado machacando a los ciudadanos y que ahora, en un año cargado de citas electorales, va a ser muy difícil recuperar los votos que se han ido perdiendo por el camino.
Rajoy lo sabe perfectamente: volvió de las vacaciones de Navidad convencido de que había que cambiar de estrategia. Y en ello está el Gobierno estos días, en plena estrategia de reconquista. Un miembro destacado del Ejecutivo lo resume así: “Ha llegado el momento de dejar de fastidiar a la gente y de empezar a dar caricias”.
En esa línea hay que interpretar los anuncios realizados por el presidente durante el debate sobre el estado de la nación: ayudas para las familias monoparentales, una ley para permitir aplazamientos en el pago de la deuda de los hogares, bonificaciones para los autónomos, supresión de las tasas judiciales para las personas físicas…
De esta forma, Rajoy ha dado el pistoletazo de salida a la larga campaña electoral en la que estaremos inmersos hasta que acabe el año. Y no quedarán ahí los anuncios y las buenas noticias. El Gobierno prepara más acciones que le permitan recuperar protagonismo ante la opinión pública y mejorar sus niveles de simpatía. Atentos a los próximos consejos de ministros.
La recuperación de la economía, gracias a la cual el Estado está incrementando sus ingresos vía impuestos, permitirá financiar esas y otras medidas. Y, en cualquier caso, el Gobierno ya ha recibido el plácet de Bruselas para hacer todo lo necesario con tal de evitar una hipotética victoria de Podemos en las generales de final de año. Es decir, que la Comisión Europea hará la vista gorda con el cumplimiento de los objetivos de déficit público y dejará que Rajoy haga aquello que no se le ha permitido durante los últimos tres años.  

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