CUIDADO CON LAS ENCUESTAS

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España lleva varios meses en una especie de esquizofrenia en la que la simple publicación de una encuesta electoral se ha convertido en un acontecimiento de primera magnitud. Es cierto que el país está sufriendo una transformación novedosa de su paisaje político y que se avecinan interesantes citas con las urnas, pero convendría hacer una lectura sosegada de las encuestas y no elevar automáticamente sus conclusiones a la categoría de verdades absolutas, sobre todo teniendo en cuenta el largo historial de errores demoscópicos que acumulamos en España.
El mejor instituto sociológico que hay en nuestro país es el CIS, pero ni siquiera eso le hace inmune a los patinazos, que han sido sonados a lo largo de los últimos años. No obstante, sus encuestas son un ejemplo y permiten conocer al detalle cómo respiran en cada momento los españoles. Eso sí, hay que saber leer al CIS, y no parece que lo sepan hacer muchos de los que hablan estos días valorando el barómetro de enero.
Según la estimación de voto contenida en ese barómetro, el Partido Popular volvería a ganar las elecciones con el 27,3% de los sufragios (en 2011 consiguió el 44,6%), después se situaría Podemos con el 23,9% y, finalmente, el PSOE con el 22,2% (frente al 28,76%).
¿Responden esos datos a la realidad? Yo tengo mis dudas, y se basan precisamente en los datos contenidos en la encuesta del CIS. Vayamos por partes.
1.- Para empezar, el propio CIS reconoce que su sondeo tiene un margen de error del 2%, lo cual no es baladí cuando las diferencias entre los grandes partidos son tan estrechas. Entre el PSOE y Podemos hay una distancia de apenas el 1,7%, por lo que convendría ser algo más cuidadosos a la hora de decir que el PSOE deja de ser la segunda fuerza política. Siendo rigurosos, lo mejor sería decir que Podemos y PSOE están empatados.
2.- La estimación de voto del CIS la realizan sus técnicos tomando como base la respuesta que los encuestados dan a la pregunta de a quién votarían en unas hipotéticas elecciones generales. Pero el problema es que el 20,8% de los encuestados declaran no saber todavía a quién votar, otro 13,6% tiene claro que no votará, el 5,6% dice que lo hará en blanco, el 1,2% se niega a contestar a la pregunta y el 0,2% dice que votaría nulo. Es decir, el 41,4% de los españoles no dice con claridad a quién va a votar, por lo que hacer cualquier cálculo a partir de ahí se convierte en un ejercicio arriesgadísimo.
3.- Luego está el componente de la sinceridad. Los españoles no solemos decir la verdad cuando se nos pregunta en una encuesta electoral, y la prueba más clara de ello es que cuando el CIS pregunta por el voto efectuado en las elecciones de 2011, el resultado es de chiste y la mayoría absoluta del Partido Popular se convierte en un empate entre PP y PSOE. En concreto, un tercio de los que votaron al PP en 2011 no son capaces de admitirlo. Así, si hacemos caso de lo que dicen ahora los españoles, sólo el 30,4% votaron por Rajoy, cuando en realidad lo hicieron el 44,6%.
4.- Uno de los temas más apasionantes de las encuestas del CIS es cuando le piden a la gente que se ubique en una escala ideológica entre 1 y 10, siendo el 1 la extrema izquierda y el 10 la extrema derecha. La media de los españoles está en esta ocasión en el 4,55, es decir, el centro-izquierda, y siempre ha rondado por esa zona. Curiosamente, cuando los propios encuestados tienen que situar en la escala a los diferentes partidos políticos, resulta que es el PSOE el que más se parece a los españoles: lo sitúan en el 4,62. Podemos está en la extrema izquierda (2,28). ¿Tiene sentido pensar que los españoles, que se declaran de centro-izquierda, vayan a acabar votando a un partido que ellos mismos consideran de extrema izquierda? Es más, cuando a la gente se le pregunta por qué partido siente más simpatía, gana el PSOE (16,6%) por encima de PP (14,4%) y Podemos (15,9%).
5.- Cuando se pide la valoración de los diferentes líderes políticos nacionales, resulta que el que más gusta es, precisamente, Pedro Sánchez, si bien le dan un suspenso: 3,68. ¿Tiene sentido que el líder del PSOE sea el mejor valorado justo cuando el CIS le otorga a ese partido el peor resultado de su historia?
6.- Y luego está el apartado de los principales problemas según los españoles. El paro es, de largo, su principal preocupación, y los problemas de índole económica ocupan el tercer puesto. Eso permite presumir que cuando llegue la hora de votar lo que más valorarán los españoles para decidir su voto será si se ha creado empleo y si la economía va bien. Lo cual lleva a pensar, si se consolida la recuperación económica, que el paso del tiempo juega claramente a favor del PP y probablemente en contra de Podemos.
7.- Que hay cuatro millones y medio de españoles en paro no se puede negar. Y que hay unos cuantos millones más de españoles muy cabreados, tampoco. Pero los datos del CIS nos muestran algunas curiosidades. Si bien una mayoría aplastante dice que la situación económica general de España es mala o muy mala (76,5%) y que dentro de un año estaremos igual o peor (60,7%), sólo el 20,4% dice que su situación económica particular es mala o muy mala y apenas el 8,6% asegura que dentro de un año estaremos peor. Incluso el 39,1% de los que están parados dice que es muy o bastante probable que encuentren trabajo en los próximos doce meses. Es decir, los españoles tienen la sensación de que todo está fatal, pero a ellos no acaba de irles del todo mal, o al menos tiene la impresión de que les va a ir mejor. De hecho, en otra pregunta acaban reconociendo que son bastante felices, pues se colocan en el 7,05 en una escala entre 0 y 10 donde 10 sería la máxima felicidad. Eso sí, que quede claro que a la hora de hablar de dinero el 59% de los españoles dice vivir con menos de 1.200 euros al mes.
Dicho todo lo cual, creo que las conclusiones de la última encuesta del CIS deben ser tomadas con cautela. Muchos españoles todavía no saben a quién van a votar, otros cuantos probablemente no le han dicho la verdad al CIS y las opiniones de fondo del conjunto de los españoles llevan a pensar que tanto PP como PSOE se verán reforzados cuando llegue la hora de votar. Al primero le favorece el voto oculto y la evolución económica, y al segundo el hecho de que los españoles le tienen mucha simpatía e incluso se sitúan ideológicamente en su mismo lugar. Decir que se va a votar a Podemos puede ser ahora mismo lo más sencillo cuando un encuestador nos pregunta (está de moda), pero votar es algo más que expresar una opinión y cuando llegue el momento de introducir la papeleta en la urna van a intervenir otros factores aparte del cabreo y la indignación.


bruselas2000@hotmail.com


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