En el palacio de la Moncloa hay cierta preocupación. El año 2021 pintaba de color de rosa, gracias al final de la pandemia y a la llegada de los fondos europeos, pero la estrepitosa derrota electoral en las elecciones del 4 de mayo en Madrid ha dejado muy mal sabor de boca a los estrategas que asesoran al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Pensaban que la división del centro-derecha facilitaría una nueva victoria del PSOE en las próximas elecciones generales, pero el rutilante triunfo de Isabel Díaz Ayuso ha dejado al descubierto que el cabreo de la población con Sánchez es mayor de lo que se pensaba, de ahí que el PP haya sido capaz de aglutinar a buena parte de sus exvotantes sin necesidad de fusionarse con Ciudadanos o Vox.
Como por arte de magia, hemos entrado en otra dinámica y ahora todas las encuestas, excepto las del manipulado Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), dan la victoria a Pablo Casado si hoy se celebrasen elecciones. El problema para el PP es que los próximos comicios generales están todavía muy lejos. De hecho, los gurús de Moncloa ya tienen previsto que no haya que ir a las urnas hasta enero de 2024, a pesar de que la última vez fue en noviembre de 2019. Una argucia jurídica y el hecho de que España vaya a presidir la Unión Europea en el segundo semestre de 2023 permitirán retrasar las elecciones hasta las primeras semanas del siguiente año, dos meses después de cuando teóricamente tocarían.
Hasta entonces, en Moncloa auguran que sólo habrá buenas noticias. Nos esperan dos años de crecimiento robusto en la economía, gracias a la salida de la pandemia y a la llegada de los fondos de la Unión Europea. Y el plan es aprovechar el dinero fresco para anestesiar a empresas, medios de comunicación, sindicatos, organizaciones no gubernamentales… con el objetivo de que Casado se quede solo haciendo oposición a Sánchez. Una primera muestra de ello se ha visto estos días, cuando tanto el presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, como los principales empresarios catalanes se han mostrado partidarios de los indultos a los líderes del ‘procés’.
El indulto no es el final
El dinero obra milagros y los que hasta hace dos semanas se mostraban radicalmente en contra de la medida de gracia, ahora son unos convencidos de que es necesario tender la mano al independentismo y apoyar al Gobierno en su ‘estrategia’ sobre Cataluña.
En Moncloa creen que el efecto negativo de conceder los indultos se habrá diluido para 2024, cuando lo que estará reciente será la foto de Sánchez como líder supremo de la UE merced a esa oportuna presidencia que le ha tocado en suerte. Puede que tengan razón, pero sería muy iluso pensar que el ‘problema’ catalán se arregla de un plumazo con el perdón. Los indultos, a diferencia de lo que piensa o quiere creer el Gobierno, no son el final, sino el principio de un camino que será tortuoso: mesa de diálogo, consulta-referéndum…
El independentismo es insaciable, y no cejará hasta haber conseguido sus objetivos. Y como muestra bien vale lo visto estos últimos días: mientras el flamante presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha ido a rendirle pleitesía al ínclito Carles Puigdemont a su casa de Waterloo, Oriol Junqueras ha señalado con total desparpajo: «El indulto es un triunfo porque demuestra las debilidades del Estado». No es que no se hayan arrepentido lo más mínimo por lo que hicieron, es que encima sacan pecho por poner de rodillas a todo un país.
Y mientras, la España bien pensada hace como que no oye. Nos quiere convencer de que no hay más salida que los indultos. Sin embargo, no se da cuenta de que eso, lejos de arreglar el problema, lo acrecentará. Los independentistas están usando a Sánchez en su beneficio y este nos cuenta la milonga de la reconciliación y la concordia porque no tiene otra manera de justificar el perdón. Y el problema no sólo es que haya miles de ingenuos que se crean por enésima vez la película de que todo se va a arreglar cediendo a cambio de nada, sino que muchos otros, sabedores de la estafa, prefieren mirar para otro lado ante el olor del dinero.
[Artículo publicado el lunes 21 de junio a las 00.38 horas]
Señor Nieto, le sigo en su blog, muchas gracias por escribirlo. Aprecio mucho su información y comentarios.
Creo que me cuento entre los que no son fácilmente engañados por la propaganda de ningún partido, por muy omnipresente que esta sea. Tengo muy presente lo que ha hecho cada partido y cada político. El PSOE ya es un partido antisistema, miente continua y descaradamente, y traiciona con desvergüenza a España al estado de derecho y a los intereses de los españoles. No me voy a olvidar ni en dos años, ni mientras viva, y votaré de acuerdo con ello en cada ocasión.