Las seis razones por las que Juanma Moreno no debería emular a Isabel Díaz Ayuso

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Mucho se está hablando estos días de la posibilidad de que, tras el rutilante éxito de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones madrileñas del 4 de mayo, el presidente andaluz, Juanma Moreno, adelante también sus comicios regionales, previstos inicialmente para el año que viene. Hay quien está aconsejando al Partido Popular que emule la jugada de Ayuso para apuntalar el Gobierno de Sevilla con una victoria mucho más amplia que la de hace tres años. El principal argumento a favor de un adelanto electoral es que las encuestas a nivel nacional ya están recogiendo un cambio de tendencia: el PP se sitúa por encima del PSOE. Sin embargo, hay hasta seis razones de peso que aconsejan a Moreno contener esa tentación:

1.- Juanma Moreno no es Isabel Díaz Ayuso. Adelantar las elecciones no garantiza el éxito porque, fundamentalmente, Juanma Moreno no se parece en nada a Isabel Díaz Ayuso. Se trata de dos líderes completamente diferentes. Mientras la madrileña ha jugado durante toda la pandemia a confrontar con el Gobierno de Pedro Sánchez y a plantear una estrategia alternativa frente al coronavirus, Moreno ha preferido guardar un perfil bajo y no abrir guerras con La Moncloa. Es verdad que su liderazgo se ha visto algo fortalecido durante estos meses, pero no hasta el punto de ser percibido como un fenómeno social capaz de movilizar el voto de gente que en las anteriores elecciones votase otras opciones políticas.

2.- El PP no está tan fuerte como se piensa. Los populares cometerían un error si interpretasen la victoria de Ayuso como un triunfo del partido, pues es obvio que la candidata ha tenido mucho que ver en el éxito del 4-M. Probablemente se haya iniciado una progresiva concentración del voto de centroderecha en torno al PP, pero dar por hecho que todos los votantes de Ciudadanos y una parte de los del PSOE van a apoyar a los candidatos populares en toda España a partir de ahora es soñar demasiado. De hecho, conviene recordar que Ayuso en realidad es una excepción dentro de su partido: el resto de líderes regionales del PP la dejaron sola reiteradamente en sus numerosas peleas con el Gobierno, por lo que es ilusorio suponer que estos últimos vayan a conseguir en las urnas los mismos resultados que ella a pesar de haber seguido una estrategia diferente.

3.- Provocar elecciones sería demasiado oportunista. Es indudable que el adelanto de las elecciones andaluzas, inicialmente previstas para final del año que viene, podría ser interpretado por los ciudadanos como una maniobra demasiado descarada para conseguir sacar tajada aprovechando el tirón de los comicios de Madrid. Si no se explica bien la convocatoria, y no parece haber ahora elementos muy sólidos para ello, la inmensa mayoría de los votantes podría considerar oportunista ese paso y acabar penalizando al PP por su ansia de repetir lo de Ayuso en vez de centrarse en gestionar la crisis económica. ¿Estaría justificado meter ahora en una campaña electoral a una de las regiones más dependientes del turismo cuando este sector está intentando sacar la cabeza por fin después de año y medio de penurias? ¿De verdad se van a tragar los andaluces que un desencuentro con Vox a cuenta de un grupo de menores inmigrantes acogidos por la Junta es motivo suficiente para convocar elecciones?

4.- La relación con Ciudadanos no es mala. Salta a la vista que la relación del PP con la vertiente andaluza de Cs no es la misma que tenía Díaz Ayuso con Ignacio Aguado, el exlíder naranja en Madrid. Si esta última pareja dio desde el principio muestras de escasa química, la primera (Juanma Moreno-Juan Marín) se ha demostrado como una alianza bastante sólida y sus protagonistas no parecen dispuestos a romper. Aparte de que no se entendería que se peleasen de repente, la idea que sobrevuela en la cúpula de Cs en Sevilla es que antes o después van a acabar todos en el PP, por lo que lo más lógico sería esperar unos meses más para poder hacer esa transición de forma natural, y así concurrir en las urnas con una lista común.

5.- Los andaluces no han percibido todavía la gestión del PP. Una de las ventajas con las que contó Ayuso para revalidar su victoria es que, a pesar de llevar tan sólo dos años gobernando, todo el mundo en Madrid sabía cómo gestiona el PP, pues ha estado varias décadas al frente de la comunidad y del ayuntamiento. En el caso andaluz, sin embargo, llamar a las urnas cuando el PP apenas lleva tres años gestionando la Junta por primera vez en su historia parece un poco precipitado. Esta es una legislatura peculiar en la que, por culpa de la pandemia, no se ha podido percibir todavía con exactitud la gestión del PP. Por tanto, la lógica apunta a que los populares deberían enfocarse en gobernar y aprovechar los meses que faltan hasta los comicios para seguir imprimiendo su sello para que, cuando lleguen las elecciones, algunas de sus iniciativas hayan podido notarse en la calle. Si los andaluces intuyen que al PP le interesa más el poder que transformar la región, malo.

6.- La recuperación juega a favor de Moreno. Los meses de relativa euforia que previsiblemente se desencadenarán en España una vez se alcance la inmunidad de grupo jugarán a favor de todos los gobiernos, también del de Andalucía. La llegada de los primeros fondos europeos hará repuntar la economía, aunque sea transitoriamente, y eso favorecerá los intereses de Moreno, que llegará a los comicios del año que viene en mejor situación que ahora.

Por tanto, Moreno haría bien en no caer en la tentación de emular a Ayuso, por mucho que así se lo sugieran algunos gurús electorales de su partido. Sin embargo, ya sabemos que la política suele ser imprevisible y que no siempre se mueve por la lógica. Veremos.

[Artículo publicado a las 00.19 horas del lunes 24 de mayo de 2021]

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