Insultar a los madrileños

Publicada el

Seguramente estaremos de acuerdo en que es un alivio que por fin haya concluido la campaña electoral de las elecciones autonómicas madrileñas, porque ha sido una de las más sucias que se recuerdan y un permanente insulto a la inteligencia de los votantes.

Como era de esperar, se ha hablado poco de Madrid pero, curiosamente, sí mucho de «los madrileños». Al comienzo de la campaña vimos a los partidos de la izquierda con un interés especial en insultar a los habitantes de esta comunidad, construyendo una imagen completamente distorsionada de lo que es Madrid. Se habló de un territorio donde no se pagan impuestos, donde se persigue a los homosexuales y donde, según Pablo Iglesias, hay miles de abuelos analfabetos cuyos nietos carecen de oportunidades para labrarse un futuro.

No parece que insultar a los madrileños sea una buena estrategia para ganar unas elecciones en Madrid, pero hay quien sostiene que en el fondo se trata de ir preparando el terreno para unas posibles elecciones generales anticipadas a finales de este año o a principios de 2022. Según esa teoría, atacar a los madrileños daría votos fuera de la M-30.

Yo me niego a pensar que eso sea así porque, como bien sabemos los que vivimos en Madrid, los madrileños en realidad casi no existen porque la mayoría de los habitantes de esta región procede de lugares muy variopintos. Por tanto, atacar a los madrileños es en el fondo atacar a los españoles, aparte de que, como es natural, insultar a Madrid es insultar a España, pues es su capital, de la que por cierto se sienten muy orgullosos los demás, pues no en vano acuden a ella siempre que pueden de compras, a los museos, al fútbol o a visitar a algún familiar.

Madrid es una España en miniatura, con los mismos defectos y sus mismas virtudes, como por cierto ha dicho más de una vez la propia presidenta de la comunidad, Isabel Díaz Ayuso. Por eso resulta un tanto absurdo que ella misma haya puesto el énfasis en algunos momentos de la campaña en subrayar un supuesto hecho diferencial de los madrileños, como si fueran una secta aparte.

En ese asunto Ayuso ha caído en la trampa de la izquierda. Nos han querido vender la moto de que Madrid vive en una especie de dictadura del PP, y ella ha respondido que en realidad es un oasis de libertad, «vivir a la madrileña» lo ha llamado, como si el resto del país estuviera en la Edad Media. Cuando tus contrincantes juegan a decir irresponsablemente que los madrileños son lo peor, tú no puedes entrar al trapo contestando que es justo al revés, porque resulta que los madrileños son exactamente iguales que un segoviano o un alcarreño.

Basta ya de hablar de rasgos de identidad. Poner en valor un supuesto estilo de vida propio de Madrid es no enterarse de que en realidad en España somos así. Cuando Ayuso dice que a los madrileños les gusta ir de terrazas después de trabajar, ¿acaso piensa que el resto de españoles son suecos y que a las cinco de la tarde se recogen en casa para preparar la cena?

Ni los madrileños son una panda de sinvergüenzas fascistas, ni tampoco unos tipos ‘supercool’ mucho más avanzados que los demás. Madrid es igual que el resto, con la única diferencia, eso sí, de que durante esta pandemia ha tenido un Gobierno que es el único que se ha atrevido a plantear otra forma de hacer las cosas, una alternativa a lo que se determinaba desde La Moncloa con el extraño beneplácito de las otras comunidades del Partido Popular.

En el último año, Ayuso ha puesto a Pedro Sánchez frente a sus contradicciones, ha denunciado sus abusos y ha ido proponiendo soluciones diferentes para afrontar los problemas. Y la realidad, los datos y el paso del tiempo le han ido dando la razón. Los madrileños lo han visto y por eso probablemente este martes lo acaben valorando en las urnas. De ahí que a Ayuso le hubiera bastado con defender su gestión en lugar de fomentar esa especie de nacionalismo madrileño. Los que aquí vivimos no queremos sentirnos diferentes. Somos una parte, ni mejor ni peor, de algo llamado España. Porque nada podría alegrar más a un independentista catalán que Madrid también eligiese «sentirse especial».


[Este artículo se ha publicado a las 01.28 horas del lunes 3 de mayo]

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *