Diez ideas para ‘salvar’ España

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El Gobierno de Rajoy presume de reformas, y esta semana volverá al tajo presentando su propuesta para reducir la administración pública. Sin embargo, buena parte de las reformas de calado que habría que acometer no están sobre la mesa del Ejecutivo. Son ideas atrevidas que permitirían reducir el coste de la administración sin tocar servicios esenciales como la Educación, la Sanidad o la Justicia. He aquí diez para comenzar:

1.- Reducción del número de ayuntamientos mediante la fusión de aquellos que sean más pequeños. Pasar de los 8.000 actuales a 5.000.

2.- Eliminación de las diputaciones provinciales, cabildos y consejos insulares.

3.- Tope máximo de 60 diputados en cada parlamento autonómico.

4.- Desmantelamiento o privatización de las radios y televisiones públicas de ámbitos local o autonómico.

5.- Eliminación del Senado.

6.- Reducción del número de miembros del Congreso de los Diputados de los 350 actuales a 200.

7.- Cambio en la ley electoral para hacer que la mitad de los diputados sean elegidos por circunscripción única nacional para incrementar la proporcionalidad y garantizar que cada voto valga lo mismo.

8.- Incremento del sueldo del presidente del Gobierno hasta los 100.000 euros brutos anuales y prohibición por ley de que ningún empleado público de España gane una cantidad superior a ese límite.

9.- Un político, un sueldo. Prohibición por ley de que un mismo empleado público pueda acumular más de un cargo retribuido en la administración.

10.-Reducción del número de asesores contratados a dedo y de coches oficiales hasta un máximo de diez por Ministerio o Consejería autonómica.

Seguro que habrá quien piense que medidas como estas son el «chocolate del loro» y que no permitirían ahorrar todo el dinero que España necesita para salir del bache. Sin embargo, creo que es de justicia empezar los recortes por aquí, y dejar para el final cuestiones tan sensibles como las pensiones, la dependencia o el seguro de desempleo, por no hablar de las subidas de impuestos. La única manera de que la sociedad entienda a los políticos cuando acometen los recortes es que empiecen ellos mismos dando ejemplo. Antes que recortar el estado del bienestar deberíamos hincarle el diente al bienestar del Estado.

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